Blog

Atención estudiantes: descansar no es perder el tiempo

Por qué el descanso debe ser parte esencial de nuestro estudio

Opositores y opositoras, ¿alguna vez habéis llegado a pensar que tomaros un descanso durante vuestra jornada de estudio es perder el tiempo? Descansar no es solo una opción, sino una necesidad de nuestro cuerpo y nuestra mente, pero no siempre le damos la importancia que merece. En este post hablaremos de por qué es posible experimentar un cierto sentimiento de culpabilidad cuando hacemos una pausa en nuestro estudio o trabajo diario y cómo podemos gestionarlo.

No es de extrañar que la mayoría de nosotros asociemos el descanso a una pérdida de tiempo, pues no estamos acostumbrados a entender la inactividad como algo positivo. Parece que en la sociedad actual se ha impuesto una cierta cultura del continuo «hacer»; y cuanto más, mejor. Además, el concepto de «productividad» también ha cobrado una gran importancia en nuestra vida cotidiana, hasta el punto de que —en mayor o menor medida— todos nosotros queremos hacer cosas constantemente para sentirnos así realizados.

Sin embargo, el concepto de productividad nada tiene que ver con ese continuo hacer del que hablábamos. Está demostrado que la concentración de la mente humana es efímera. Esto no significa que solo podamos estudiar durante unas pocas horas al día, sino que debemos estar atentos a las señales que nos envía nuestro cuerpo para detectar aquellos momentos en los que nuestra atención disminuye y en los que, por lo tanto, no estamos siendo realmente productivos.

Es fundamental entender que pasar más horas delante de los apuntes no significa necesariamente almacenar más conocimientos. Por ello, no debemos frustrarnos si notamos que nuestra mente no está respondiendo o no está centrada completamente en aquello que estamos estudiando. Será precisamente en esos momentos de cierta frustración —e incluso desesperanza— cuando tendremos que hacer aquello que más necesitamos, aunque no lo creamos: parar.

Como en todo, no existe una «fórmula matemática» válida para cualquier estudiante. Habrá quienes tan solo necesiten una pausa de cinco minutos y quienes tengan que desconectar durante media hora. Por eso, otra cuestión importante en esta carrera de fondo que son las oposiciones es no fijarse en lo que hacen los demás, pues no a todos nos sirven las mismas soluciones.

Para experimentar realmente los beneficios del descanso en nuestro estudio, hay que convertirlo en un hábito. Esto significa que diariamente debemos dedicar parte de nuestra jornada a hacer una o varias pausas, dependiendo de la duración de las mismas. Estas pausas se pueden materializar en otras actividades, como por ejemplo hacer deporte o salir a pasear, o simplemente en realizar alguna tarea cotidiana que nos permita desconectar, despejar nuestra mente durante unos minutos y permitir que esta vuelva a focalizarse en el estudio.

Por otro lado, además de estas pausas que son más que recomendables, es igualmente necesario descansar lo suficiente durante la noche. Lo más saludable es dormir entre 7 y 8 horas; de lo contrario, nos arriesgamos a empezar el día con cierto cansancio y, por lo tanto, a que disminuya considerablemente nuestro nivel de concentración.

Para aprovechar realmente esas horas de sueño, tendremos que intentar irnos a la cama sin pensar en todo aquello que debemos hacer al día siguiente. Así, tan solo aumentará nuestra sensación de «ansiedad» y no dejaremos que nuestra mente desconecte —ni descanse—. De nuevo, aquí cada estudiante tendrá que observar qué método le resulta más beneficioso para conseguir relajarse y dormir bien: leer un libro, ver una serie o película, no usar el móvil en las últimas horas del día, dejar por escrito las tareas que quiere hacer al día siguiente…

En definitiva, es importante saber que la frustración y el cansancio —nos guste o no— son parte de cualquier proceso que requiera una dedicación y un esfuerzo prolongados. Por ello, lo más conveniente es asumir que van a aparecer en algún punto de nuestra preparación para las oposiciones y no intentar luchar contra estos sentimientos, sino gestionarlos de la manera que a cada persona le resulte más razonable y efectiva. Y, sobre todo, aunque estos aparezcan y muchas veces sea difícil, ¡hay que mantener el ánimo y la motivación!

Suerte a todas aquellas personas que os encontréis preparando una oposición o cualquier otro examen. Pensad siempre que cada día estáis más cerca de conseguirlo.