Blog

AnaCrusa en la cocina: brócoli rehogado para principiantes (y para quienes creen que el brócoli es su enemigo)

Si crees que el brócoli es una verdura traicionera cuyo único objetivo es aparecer en tu plato cuando menos te lo esperas, con esta receta vamos a reconciliaros. Es sencilla, sabrosa… y oye, comer verduras es importante: tus intestinos y tu madre lo agradecerán. La idea es fácil: lo cueces unos minutitos, lo rehogas en un aceite que huele a gloria (gracias al ajo y al pimentón) y, ¡pum!, de repente tienes una guarnición que te hace sentir adulto responsable.

Primero lo primero:
Si has comprado el brócoli entero, lávalo y córtalo en ramilletes. Es como convertir un árbol en un bosque de mini-arbolitos. El tronco no lo tiramos, ¡que no está el mundo para derrochar! Lo guardas, lo congelas o lo usas otro día. Cortado finito sabe hasta bien. Prometido.

El toque de sabor profundo:
Corta el ajo en láminas finas. FINAS, ¿eh? No en bloques que podrían servir de ladrillo. Así el aceite se empapa de su sabor y queda con ese aroma que dice “aquí huele a cocina profesional, aunque yo no tenga ni idea”. Puedes usar pimentón ahumado si quieres sentirte sofisticado. O incluso añadir una pizquita de pimentón picante o cayena si tus papilas gustativas disfrutan del riesgo. Después solo falta rehogar el brócoli en este aceite mágico y servirlo inmediatamente, bien impregnado de sabor. Es perfecto para acompañar carnes, pescados, tofu… o para coronarlo con un huevo frito, si estás en modo chef de domingo.

Necesitas:

  • 250 g de brócoli
  • Sal (lo justo, que tampoco queremos arruinar la operación bikini)
  • 1 cucharada de aceite de oliva
  • 2 dientes de ajo
  • 1 cucharadita de pimentón dulce

Cómo hacerlo:

  1. Lava el brócoli bajo el chorro de agua fría y separa los ramilletes. Fuera bichitos, restos de tierra y cualquier sorpresa del campo. Escurre bien.
  2. Corta los ramilletes hasta obtener unos 250 g. Guárdate el tronco en el congelador para otro día, que te vendrá de perlas en sopas o salteados.
  3. Hierve el brócoli 4 minutos. Sí, solo 4. Queremos que esté tierno pero no blandengue, que no se nos deshaga como un villano de dibujos animados.
  4. Escurre el brócoli y resérvalo. Tú tranquilo, él no se escapa.
  5. Calienta 1 cucharada de aceite en una sartén y saltea el ajo laminado durante 2 minutos. Remueve, remueve, remueve, que el ajo es de quemarse rápido y luego sabe a drama.
  6. Añade el pimentón y remueve unos segundos. Esto es rápido: el pimentón es tímido y se quema enseguida.
  7. Incorpora el brócoli y rehógalo 4 minutos a fuego medio-bajo. Déjalo que se lleve bien con el aceite.
  8. Sirve inmediatamente y disfruta de un brócoli que, contra todo pronóstico, está delicioso.